Wednesday, August 25, 2010

Y lo que vuelve siempre es más íntimo y cercano o es también enigma y lenguaje extraño que desconocemos. Cruzamos confesiones secretas mientras la radiante luminosidad de los cuerpos.
Luego sobreviene la fractura entre el yo y el mundo. Las obsesiones, los deseos de niña, las pequeñas muertes cotidianas, sumergirse en el letargo, el dolor o el sufrimiento de la piel en el inocente rostro redondeado de sal y arena y los miles de pasos entre lo que soy y lo que seré.
El alarido y el llanto, la alegría y la sorpresa que forjan la templanza de las cosas. Y en ellas, un camino de destino...