No, nunca
nadie
Ella dice:
Nadie osó
traspasar mi
canto, mi llanto...
Nadie tradujo
mi silencio.
No, nunca
nadie
nada
***
Ésta soy yo, que
de noche me desconozco;
¿... quién dijo que me
transformo en lumbre
habiéndome enunciado ?
Tal vez las paredes
mudas golpeen mi nombre_
Sin embargo, estamos
sujetos a la incertidumbre,
en la constante
evocación de la imagen,
en la persistencia inhóspita
de la palabra.
***
Aunque hubiera visto
los soles de la muerte
negros, impecables
desdibujándose todavía
frente a sus ojos,
recordando sus noches
de inmensa quietud,
aún así hubiera
reconocido el
absoluto sosiego
de su silencio.
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