Thursday, March 15, 2007

Una pared de jabón

Ella se sentía distanciada de los otros.
Como separada por una mullida pared
imaginaria de dulce olor a jabón. Olor
penetrante, persistente. Un olor que embria-
ga. Yo recuento los destellos del día, los
delgados trozos de lino liviano al sol,
los húmedos pasillos de un caserón gigante.
La ropa limpia en el cuerpo tiene un sabor
agradable, una nostalgia de inocencia.
¿Cómo era eso de crear los momentos
hacia adelante?... Yo siento que trago
arena. Una tierra roja, terracota. Porque
la noche siempre llega
y no es ingenua. Hay muchas más de mí
que se revelan. De a poco, solapadas.
Una, dos, más voces. Como pequeños mila-
gros refulgentes. Niña, amante, noche...
Madre, princesa, criatura.
¿Dónde están los niños? Los niños
aquellos que cantaban una canción ya
olvidada?... Dónde están los caminos
por los que transitaron los sueños?
Recuerdo el fuego de entonces, el ardor,
el intenso reflejo del calor en la frente...
Viento caliente y loco. Es la pared de
jabón que se derrite. Son los otros.

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