Una flor nocturna y azul (Mayo 2006)

Su mirada fue un reloj preciso y
enigmatico. Se que hay otros mundos,
otros universos, otras esferas...
Ella fue siempre mas alla
de lo evidente... Porque estaba en lo
que se gesta, en el principio de todo o
antes. Antes, es decir, antes de la
formacion de la palabra y mas aun, antes
de la imagen que daria lugar a la palabra.
Delicada como el cristal, fuerte como
el acero. Ella fue primigenia, original,
sosten del desvario del hombre... Como
es que somos llevados por los infiernos
torturados e indomables del pensamiento?
El se tomo la cabeza, busco refugio en
sus brazos. La Madre, la Hermana, niña
santa que me cuidas, me proteges de mis
demonios. Tengo miedo, temor de mi mismo.
De lo que pueda surgir. Siempre se teme
a lo que va a venir, pero esto es solo
tiempo o una continua sucesion de ilusiones...
Ella acompaño las palabras con su
canto. Era un niño. Era la luna.
Era una flor nocturna y azul. Un pajaro
extraño. Un remolino de dudas y certezas.
En el brillo de sus ojos hay, sin embargo,
un fulgor de verdad. Las manos son como
señales que alumbran el camino. El
cuerpo en otro se forja, se configura
en las sombras de la madrugada. Hay
una hora que tiene demasiada quietud.
Ellos trascienden la tensa quietud, atra-
viesan una noche que parece ser eterna.
La piel abierta agradece el tacto y
el deseo deja ir los miedos como
ahuyentandolos.